Parada provisional: transferencias de basura de Ibiza y Formentera a Mallorca pospuestas

Parada provisional: transferencias de basura de Ibiza y Formentera a Mallorca pospuestas

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Una prueba planeada para trasladar residuos de Ibiza y Formentera a Mallorca ha fracasado —por ahora. Votos en el parlamento y preguntas abiertas sobre la base legal retrasan el proyecto.

Fase de prueba para transporte de residuos en pausa — por ahora.

El martes por la mañana, cuando el sol se extendía sobre el puerto de Palma, quedó claro: la prueba prevista para trasladar residuos de Ibiza y Formentera a Mallorca no se llevará a cabo por ahora. Un decreto que debía establecer la base legal fracasó en el parlamento regional —en gran medida porque el partido Vox votó en contra. Los ensayos, que debían comenzar a finales de octubre o principios de noviembre, quedan así aplazados por tiempo indefinido.

Por qué está paralizado

La administración insular de Mallorca admite abiertamente que sigue trabajando para una implementación rápida. Al mismo tiempo reconoce: actualmente falta una base legal estable. Esto suena burocrático, pero tiene consecuencias prácticas. Sin un decreto válido nadie puede planificar con seguridad jurídica: no hay ferris, no hay contratos, no hay capacidades adicionales en las instalaciones de Son Reus ni en otras estaciones de transferencia.

En el lugar el anuncio dio tema de conversación. En la Plaça de Cort, donde por casualidad tomé un café sobre las 15:30, dos propietarias de tiendas debatían sobre posibles problemas de olor y la percepción de los turistas. «Si esto está mal organizado, lo notamos enseguida», dijo una de ellas. Otros, como colectivos ecologistas, lo ven con escepticismo: los transportes por mar generan emisiones y nuevos riesgos.

Lo que se había planeado — y lo que queda abierto

Desde círculos de la administración insular se indicó que se trataría inicialmente de una fase de prueba con cantidades limitadas, para aliviar la infraestructura en Mallorca y estabilizar la gestión de residuos en las Pitiusas. No se ofrecieron cifras concretas; se planeaban varios traslados de prueba en ferry en las próximas semanas. Ahora todo está aplazado —y queda la duda de cuánto residuo se permitirá trasladar, qué tasas se aplicarán y quién asumirá la responsabilidad si algo sale mal.

Políticos de municipios más pequeños exigen mayor transparencia: alcaldes de localidades como Santanyí o Alcúdia quieren saber con precisión si sus instalaciones se verían afectadas y cómo se repartirían las cantidades de residuos. Se revisarán informes jurídicos; podrían presentarse recursos o procedimientos judiciales si la administración intenta imponer una nueva normativa sin un amplio consenso.

Perspectivas

A corto plazo todo queda abierto. Lo realista es: antes de que todas las partes se sienten a la mesa y se aclare la base legal, no habrá transporte. Si eso tardará más —semanas o meses— es difícil de decir. Para muchos residentes eso significa: esperar. Y para la administración: corregir, explicar, convencer. Así funciona a veces la política: lenta, ruidosa y con inesperadas pausas para el café en la Plaça.

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